
En 1578 el Rey Felipe II accede a las peticiones del concejo de Murcia (“porque habiéndolas estarían los pescadores mas seguros de los moros, porque acaece muchas veces llevarse personas que están pescando”) y ordena la construcción de torres de vigilancia y aviso: “ ...nos fuimos informados que en la costa de ese reino de Murcia había necesidad y así convenía su fortificación y seguridad, se hicieran y fortificaran treinta y seis torres, cuatro en el termino de Murcia, quince en el de Cartagena, cinco en la villa de Mazarrón y dos en la de Lorca..”. Con esta medida se pretendía poner fin a las correrías de los piratas turco-berberiscos que solían asolar nuestras costas y “hacer presa en la gente del campo y en pastores y otros que se van a recrear allí..”
Estas torres formaban dos líneas de defensa y alerta, aquellas que tenían posición dominante sobre fondeaderos estaban artilladas e iniciaban la defensa de la costa, el resto servían como “casas fuertes” donde se recogían personas y bienes y se transmitía la alarma. Para este menester las torres se dotaban de dos o tres peones, mensajeros elegidos entre ”hombres de campo, mancebos sueltos y sanos que tengan conocimiento de las cosas del mar y de la tierra” y de uno o dos caballeros atajadores que serán “...vistos y examinados por las personas que de Nos tienen el encargo para ello...” estos debían disponer de caballo propio y al igual que los peones eran asalariados a cargo del concejo municipal.
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